Para la mayoría de las personas, enfrentarse a una entrevista de trabajo, resulta una experiencia estresante, ya que en pocos minutos tienes que agradar a una persona, intentando venderte lo mejor posible y trasmitiendo confianza y seguridad en ti mismo.
Para mí, en cambio, mi primera entrevista de trabajo fue bastante positiva. Tras haber superado una primera eliminación de candidatas, tuve que acudir a la empresa que solicitaba, en este caso, una comercial. Nada más entrar a la empresa tuve que esperar en una sala, donde había más candidatas. La verdad que en ese momento me puse bastante nerviosa, a pesar de sentir que iba bien preparada, puesto que me había informado bien del campo en el que iba a trabajar, además de tener unos conocimientos previos, y me había cerciorado de que mi imagen exterior trasmitiera confianza, seguridad y madurez, sin dejar de lado el hecho de que soy una mujer joven y moderna.
Tras esperar unos minutos, una mujer me acompañó hasta el despacho donde se encontraba la persona responsable de seleccionar a las candidatas. La chica que estaba dentro, comenzó a mirar mi curriculum y a hacerme preguntas. Primero me preguntó por qué quería trabajar para la empresa y qué aspiraciones tenía. Contesté que tenía muchas ganas de trabajar, de sentirme independiente y útil, además de que me sentía capacitada para desempeñar el trabajo, ya que conocía bastante bien el tema y tenía gran habilidad de convicción y de trato con las personas. Después comenzó a hacerme preguntas sobre los conocimientos que tenía sobre el tema, y también sobre cómo desempañaría mi labor, es decir, que estrategias llevaría a cabo para conseguir clientes. Después me comentó que horarios seguiría.
La verdad, que salí muy satisfecha de la entrevista, ya que en cuanto terminó de hacerme las preguntas me dijo que el puesto era mío, por lo tanto, creo que supe afrontar la situación y mostrar mis puntos fuertes con naturalidad y seguridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario